lunes, 20 de octubre de 2008

Primeras imágenes del otoño en Santander

Disfrutad (en realidad me lo digo a mi mismo) de estas últimas imágenes azules. A pesar de que ha llegado el otoño,hasta esta semana han predominado los vientos del SW o S suaves que nos han dejado cielos despejados y altas temperaturas para esta época.
Pero el otoño y el invierno son inexorables y llegarán, bajan las temperaturas, el agua del mar se ha enfriado mucho y parece que llega una borrasca. El otoño y el invierno son largos aquí, no sé si cuando se considera o cuando se compara, pero son largos.
Todo esto me hace recordar una cita de Albert Camus que leí por primera vez hace poco, pienso igual que él.

"En las profundidades del invierno finalmente aprendí que en mi interior habitaba un verano invencible".



miércoles, 8 de octubre de 2008

Tranquilo

Durante un par de semanas he mantenido abierta una encuesta. La pregunta era relativa al nombre de mi barco. Ofrecía tres opciones, mantener el nombre con el cual lo adquirí, Xarpa, o cambiarlo por uno nuevo. En este último caso barajaba dos opciones; Bandido o Stay Calm.

La mayoría de los participantes en la encuesta mostraron su preferencia de que no cambiara el nombre al barco, es decir, que continuara llamándose Xarpa, el nombre que tenía cuando lo adquirí.
Dentro de las minorías que optaban por una renovación las posturas estaban más equilibradas, entre los que votaban por "Bandido" y los que optaban por "Stay Calm", si bien los "Bandidos" eran más numerosos.

Pasarse por el forro la opinión de los votantes no ha sido, en mi caso, un ejercicio totalitario. Me interesaba vuestra opinión. Ahora sé que mi barco tiene un nombre que os gusta menos que el que tenía o que otros posibles nombres. Pero, al fin y al cabo, donde manda patrón no manda marinero.
Quizá, si os explicó el por qué del nuevo nombre, que lo tiene, ya no os disguste tanto "Stay Calm" o al menos, la explicación, sirva para aplacar vuestro enfado (que alguno ha manifestado en privado).

Stay Calm. Una traducción, un tanto libre, de acuerdo, de Tranquilo.

Tranquilo, así, en español, no podía ser. En el Registro de buques correspondiente ya existía un Tranquilo. Eso de Tranquilo I o Tranquilo Uno... No me apetecía, así que traduciendo al inglés... me vino a la cabeza Stay Calm. Y me gustó por diferentes motivos.

Mi hija Victoria, que aún no ha cumplido tres años, cuando alguien le echa la bronca, muerta de risa, dice... Tranquilo, tranquilo... Supongo que es una palabra que utilizamos mucho en casa y se le ha terminado pegando.
En segundo lugar es una expresión que se utiliza, que utilizo mucho, en el barco. Cuando sales a navegar con alguien que no está muy acostumbrado y, por poner un ejemplo, el barco escora repentinamente al cargar la racha de viento y tu invitado se pone lívido te sale rápidamente un "tranquilo, no va a pasar nada".

Por último. Me gusta esa palabra, lo que significa. El sentimiento de tranquilidad. No sé si me equivoco. Pero siempre he pensado que, para mí ,un sentimiento fundamental, más allá de la felicidad y su sentido, de la seguridad, algo que siempre he buscado es la tranquilidad.
Hace algunos años sufrí, inesperadamente, una pérdida importante , en realidad dos. Una de esas ocasiones en las que se te forma un nudo en la boca del estómago, un nudo que no te deja respirar, que te atenaza las entrañas, y el corazón. Un dolor que no te permite ni hablar, que no compartes con nadie puesto que nadie te puede entender y como mucho, eres afortunado si tienes esto, lo vives en compañía de un amigo (puesto que tu familia está igual que tú, o peor) al que sólo eres capaz de mirar. No quiero que resulte literario, trato de describirlo. En esas ocasiones me he sentado al borde del mar, de la bahía, y he mirado el mar azul, callado, sin poder pronunciar una sola palabra, apretando los dientes, deseando una sola cosa, aguantar ese dolor hasta que pasara, preguntándome si algún día volvería a estar tranquilo.

Y sin darte cuenta el tiempo pasa, muy muy despacio, pero pasa, y te vas curando y un día, de repente, respiras hondo. Y aunque el dolor no haya desaparecido del todo (las heridas se curan pero las cicatrices a veces duelen) te das cuenta de que lo peor ya ha pasado, que el peso sobre tus hombros ya se ha aligerado ,y compruebas que puedes desperezarte, que puedes poco a poco sacudirte todo esa negrura del corazón.

Y cuando vuelves a mirar al mar, ese mar que nunca has dejado de contemplar, cuando nada te distrae, ni siquiera tú mismo, cuando te relajas y todos tus sentidos están abiertos y percibes el sabor, el olor, el sonido del mar, y sientes el frio o el calor en tu piel. Cuando miras a la línea del horizonte y te sientes en paz, el mar trae a tu mente los buenos recuerdos de las personas tan queridas que se marcharon sin tiempo casi de despedirse. Y está todo en tu corazón, ya sin dolor, recuperas por un instante a los que ya no están y piensas en los que quieres y a los que aún puedes abrazar. Y te quedas así, en off, un segundo más que tratas de alargar aunque sabes que tienes que volver a casa, a la vida, a la cotidianeidad. Entonces respiras hondo, te despides con un hasta pronto, ya nunca un adios, sonríes feliz y te das cuenta de que te sientes tranquilo.