miércoles, 4 de noviembre de 2009

Temporal de otoño

El otoño ha llegado tarde pero con fuerza. Esta mañana, de camino a mi trabajo, he parado en la Playa del Camello ha hacer alguna foto. No son gran cosa pero dan idea del temporal que hay en tierra y en el mar.

Foto: La Playa del Camello.
Foto: La isla de Mouro desde la ensenada de El Camello.

Foto: La isla de Mouro desde la península de la Magdalena.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Nothing lasts forever, even cold November rain

Es domingo por la tarde. Son solamente las 18:30 pero es de noche. El cielo se está cayendo sobre Santander, el acceso a la calle donde vivo, desde la Avenida del Faro, se ha inundado.

Después de dos meses de otoño que no han sido tal, sino más bien una deliciosa prolongación del verano, ha empezado a llover. Por una vez los meteorólogos, desafortunadamente, han acertado en su predicción. El pronóstico para este fin de semana era de cielos despejados, sol y calor hasta el Domingo por la tarde en que se anunciaba un fuerte descenso de las temperaturas y temporal del norte con frío y lluvia.

El sábado me levanté perezoso y no salí a navegar (apenas soplaba viento) pero me había despertado al amanecer sin más sueño así que salí a hacer fotos. Nada destacable me temo, quizá esta imagen del faro de la Punta de la Cerda en la Península de la Magdalena, visto desde tierra (i).

Foto: Faro de la Punta de la Cerda en La Magdalena, Santander.

Hoy domingo no tenía nada previsto, esperaba, como un condenado a muerte, resignado, la llegada del frío y de la lluvia. Al despertarme me ha sorprendido ver que hacía sol y, cuando he salido a dar un paseo con mi perro, Nilsson, la temperatura, pese a que sólo eran las 8, alcanzaba los 20ºC.

Ese tigre que todos tenemos dentro, más pequeño o más grande, casi siempre dormido, se ha despertado y he pensado que podía burlar, un ratito solamente, al frío y la lluvia que el destino nos ha preparado, a esta máldita crisis que a veces nos atenaza el corazón y he volado hasta Pedreña para poder navegar en el Stay Calm por última vez antes del verdadero invierno.


He salido de mi puerto, feliz, de pié en popa, sintiéndome, una vez más, el rey del mundo, para navegar. Con manga corta y bermudas. Y después de navegar un rato con un escaso viento me he fondeadeo en mi playa favorita, la de mi niñez, en el Puntal y, aunque la temperatura del agua era de 15ºC, me he dado un chapuzón (pensé que me iba a dar un infarto), más por romanticismo que por placer aunque lucía un sol espléndido y la temperatura era de 26ºC. Incluso he limpiado la obra viva, la parte del casco que está sumergida.

Foto: Embarcadero de El Puntal.

Esta salida en barco de hoy me ha hecho sentirme muy bien. He creído que le robaba un último trozo de verano (de ese que Camus definiera tn bien con eso de ... "En las profundidades del invierno entendí que, dentro de mí, habitaba un verano invencible"), de calor en la piel y en el corazón, de tranquilidad, a este gélido 2009.

Al volver a puerto he recogido el barco cuidadosamente, he metido en un saco un montón de trastos que sólo se usan en verano y he limpiado la cubierta del barco.

Al marcharme, cuando subía por la pasarela desde el pantalán al muelle, me he parado, me he dado la vuelta y he mirado al Stay Calm y he sonreído mientras pensaba... "Ha sido un gran verano. Ojalá lleguen otros".

Nota: El título de este post es parte de la letra de una canción de Guns´n Roses, November Rain.

(i) Este faro toma su nombre de la pieza de artillería que, desde la guerra civil, estuvo emplazada en ese lugar protegiendo la entrada a la Bahía. Los artilleros suelen poner nombres a sus piezas, esta fue bautizada con el nombre de La Cerda.