
Puede resultar manido pero es cierto. Establecemos una relación con el barco que va más allá de la pura posesión de algo o de la consideracón de tu barco como un simple objeto o un medio de transporte. Un coche, en mi caso, es una simple máquina, en algunos casos asombrosamente sofisticada eso sí, y siempre de utilidad, pero no pasa de ahí.
El barco tiene espíritu y, como en el caso de los perros, se suelen parecer a sus amos. Hay barcos alegres, tranquilos, marineros, insulsos, torpes, nobles, cursis, elegantes y hasta barcos aboslutamente idiotas (yo he conocido un par).
Nunca hasta ahora me he parado a pensar qué clase de barco es el Stay Calm o qué adjetivos lo definen y supongo que sería más acertado pedir esa descripción a alguien que no fuera yo, ¿qué va a decir un padre de su hijo favorito?, pero eso no es posible así que abordaré la cuestión con la menor subjetividad posible y tratando de ser autocrítico y realista.
El Stay Calm está en la treintena, puede parecer mucho tiempo (imaginaos un coche de 30 años...) pero vino al mundo con cuidados y buenos materiales y técnicas de fabricación por lo que puede decirse que, en lo que a la edad se refiere, está bien conservado y en la flor de la vida.
Es un barco pequeño y en algunos aspectos es incómodo (el paso de la bañera hacia proa es complicado, sobre todo con un poco de mar, y se echan de menos unos centímetros más de manga, especialmente en popa). Sus líneas son propias del diseño imperante en los 70, con el casco en forma de V, primando la seguridad sobres otras consideraciones, como la velocidad, que hoy, por contra, imperan casi siempre.
En navegación es un barco alegre, como lo definió alguien que conozco "con un navegar muy rumboso". No anda mal con vientos suaves y con vientos fuertes es un barco seguro, noble, que perdona sin dudar los errores de su patrón y que pese a su escasa eslora se comporta con valentía. Con mar no se arredra y te trasmite calma y seguridad a pesar de los saltos.
Si tuviera que escoger una sola palabra para definir mi barco diría que es Marinero. Según el Diccionario de la Real Academia Española de la lengua la definición para este adjetivo es: Dicho de una embarcación: Que posee las características necesarias para navegar con facilidad y seguridad en todas circunstancias. Creo que el Stay Calm cubre los extremos de esta definición.
Como en cualquier relación pasamos por etapas de todo tipo. Hay épocas en las que todas las horas juntos son pocas. Hay veces que, para no arruinar la relación, es bueno separse, dejar que corra el aire y verse menos. Pasamos por fases de indiferencia, de apasionamiento, de enfado...
Este verano el Stay Calm y yo hemos pasado muchas horas juntos, horas de felicidad, de disfrute, sintiendo calor en la piel y en el corazón (que es la mejor emoción), compartiendo el tiempo con mi familia y algunos amigos. Hoy, mientras pasaba el domingo por la tarde, solo, en mi barco, en el pantalán, lijando y barnizando (tecera capa) algunas piezas de madera, pensaba en todo esto que os cuento. Trabajar con las manos no es lo mío y sin embargo creo que es una buena medicina para nuestras mentes. Te permite dejar atras las preocupaciones cotidianas y otras que no lo son tanto ,y nos produce satisfacción y orgullo la contemplación de lo que hemos creado, de lo que logramos.
Y pensaba esto esta tarde, una calurosa y despejada tarde de verano, descalzo, tumbado sobre la cubierta del Stay Calm, en posturas imposibles, lijando y barnizando su madera y me he sentido bien y al tiempo un poco culpable por no haberlo hecho antes. Me cuida, a mí y a los míos, me hace feliz y yo, desgradecido, le escatimo unos mínimos cuidados... Pero también me he dado cuenta, de que le estoy redescubriendo, que me ha vuelto a conquistar y que tengo un montón de cosas en mente para él, para mejorarle y que sea el barco más guapo y digno de todo la bahía.
Buenas noches donde quiera que esteis.
El barco tiene espíritu y, como en el caso de los perros, se suelen parecer a sus amos. Hay barcos alegres, tranquilos, marineros, insulsos, torpes, nobles, cursis, elegantes y hasta barcos aboslutamente idiotas (yo he conocido un par).
Nunca hasta ahora me he parado a pensar qué clase de barco es el Stay Calm o qué adjetivos lo definen y supongo que sería más acertado pedir esa descripción a alguien que no fuera yo, ¿qué va a decir un padre de su hijo favorito?, pero eso no es posible así que abordaré la cuestión con la menor subjetividad posible y tratando de ser autocrítico y realista.
El Stay Calm está en la treintena, puede parecer mucho tiempo (imaginaos un coche de 30 años...) pero vino al mundo con cuidados y buenos materiales y técnicas de fabricación por lo que puede decirse que, en lo que a la edad se refiere, está bien conservado y en la flor de la vida.
Es un barco pequeño y en algunos aspectos es incómodo (el paso de la bañera hacia proa es complicado, sobre todo con un poco de mar, y se echan de menos unos centímetros más de manga, especialmente en popa). Sus líneas son propias del diseño imperante en los 70, con el casco en forma de V, primando la seguridad sobres otras consideraciones, como la velocidad, que hoy, por contra, imperan casi siempre.
En navegación es un barco alegre, como lo definió alguien que conozco "con un navegar muy rumboso". No anda mal con vientos suaves y con vientos fuertes es un barco seguro, noble, que perdona sin dudar los errores de su patrón y que pese a su escasa eslora se comporta con valentía. Con mar no se arredra y te trasmite calma y seguridad a pesar de los saltos.
Si tuviera que escoger una sola palabra para definir mi barco diría que es Marinero. Según el Diccionario de la Real Academia Española de la lengua la definición para este adjetivo es: Dicho de una embarcación: Que posee las características necesarias para navegar con facilidad y seguridad en todas circunstancias. Creo que el Stay Calm cubre los extremos de esta definición.
Como en cualquier relación pasamos por etapas de todo tipo. Hay épocas en las que todas las horas juntos son pocas. Hay veces que, para no arruinar la relación, es bueno separse, dejar que corra el aire y verse menos. Pasamos por fases de indiferencia, de apasionamiento, de enfado...
Este verano el Stay Calm y yo hemos pasado muchas horas juntos, horas de felicidad, de disfrute, sintiendo calor en la piel y en el corazón (que es la mejor emoción), compartiendo el tiempo con mi familia y algunos amigos. Hoy, mientras pasaba el domingo por la tarde, solo, en mi barco, en el pantalán, lijando y barnizando (tecera capa) algunas piezas de madera, pensaba en todo esto que os cuento. Trabajar con las manos no es lo mío y sin embargo creo que es una buena medicina para nuestras mentes. Te permite dejar atras las preocupaciones cotidianas y otras que no lo son tanto ,y nos produce satisfacción y orgullo la contemplación de lo que hemos creado, de lo que logramos.
Y pensaba esto esta tarde, una calurosa y despejada tarde de verano, descalzo, tumbado sobre la cubierta del Stay Calm, en posturas imposibles, lijando y barnizando su madera y me he sentido bien y al tiempo un poco culpable por no haberlo hecho antes. Me cuida, a mí y a los míos, me hace feliz y yo, desgradecido, le escatimo unos mínimos cuidados... Pero también me he dado cuenta, de que le estoy redescubriendo, que me ha vuelto a conquistar y que tengo un montón de cosas en mente para él, para mejorarle y que sea el barco más guapo y digno de todo la bahía.
Buenas noches donde quiera que esteis.