Llevo unas semanas sin salir a navegar. Unos días por tonterías, otros por cosas más serías... Pero hace mucho tiempo (o me lo parece a mi) que no salgo de mi puerto, en el Stay Calm, de pié en la bañera, con el piloto automático conectado y toda la maniobra lista para arbolar las velas del Stay Calm.
Me muero de ganas de salir a navegar, de oler a salitre, de sentir el sol en la cara, de no pensar en nada, sólo en el viento, en las velas, en el mar y en el barco. Y respirar profundo y contemplar toda la belleza de mi Bahía y del Azul.
El viernes al llegar de trabajo me cambiaré el reloj de pulsera, cumpliendo el rito que antecede a los días de navegación. Me acostaré pronto, nervioso. El sábado al amanecer atravesaré la ciudad, aún dormida, para llegar a mi puerto, con el corazón lleno de emoción, como las primeras veces, hace mil años, en la Escuela de Vela de la Isla de la Torre.
PD Tengo un nuevo juguete, la Alpha 550. Espero navegar este finde y subir algunas fotos de esta nueva "metralleta". Aún no está a la venta en ninguna parte del mundo más que en Japón. El pais del sol naciente, como el de esta primera foto.