sábado, 2 de mayo de 2009

Nacido para correr


He podido navegar dos días.

El viernes el pronóstico, que se cumplió punto por punto, anunciaba chubascos por la mañana que darían paso a nubes y claros, ganando la batalla los claros a medida que avanzase el día.

Pese a que me acosté bastante tarde a las nueve de la mañana me levanté, saqué a Nil a dar su paseo matinal y a las 10 estaba en Pedreña. El cielo estaba nublado, bastante negro, así que entré en un bar del pueblo, el típico bar pequeño, siliencioso, aún vacío a esas horas, para hacer tiempo desayunando mientras el día terminaba de definirse. Disfruté el ratito, me tomé un enorme café con leche y una tostada mientras leía la prensa del día anterior (da igual, desgraciadamente). Finalmente, viendo que no despejaba, me cansé de esperar, llegué a la Marina de Pedreña, preparé rapidamente el barco, me puse el traje de aguas y salí por la bocana dispuesto a disfrutar y... me cayó un chubasco en toda la cabeza.... Mal. El día empezaba mal.

Después de calarme las nubes empezaron a alejarse, el cielo y el mar empezaron a teñirse de azul mientras yo disfrutaba del viento perfecto, 15 nudos, y de la bahía. El día que había empezado tan gris, tan oscuro, se convirtió en un día perfecto para navegar. El Stay Calm con todo el velamen, mayor y génova, se defendía perfectamente con esos 15 nudos, navegando bastante adrizado y tranquilo lo que me permitió disfrutar del paisaje, hacer algunas fotos (como las de este post) y ver la regata de la Copa de España de J80 que se ha disputado este fin de semana en el abra del Sardinero y que lideran dos barcos de la flota de Santander, el Nextel y el ECC, a falta de conocer los resultados de la serie de regatas de hoy (que se están disputando sin apenas viento).

El sábado amaneció completamente despejado y muy ventoso. A las 10 salía de mi puerto en el Stay Calm y a pesar de la hora tan temprana ya soplaban 15 nudos. Nada más salir del canal de Pedreña a la Bahía vi salir a la flota de J80 hacia el Sardinero, unos 60 barcos, una escena muy bonita. (Esta mañana he leído en la prensa que la regata fue bastante accidentada, por la dureza del mar y el viento, con diversas roturas de material, algún tripulante accidentado, varios abordajes y un hombre al agua).

La previsión era de NE en aumento hasta llegar a los 20-25 nudos así que decidí reducir la superficie vélica tomando un rizo en la mayor. Fuera de la bahía había una ola muy intensa, no demasiado alta pero corta y molesta, con mucho spray barriendo la cubierta. Cuando el viento empezó a subir volví a entrar en la Bahía y pasé tres horas divertidísimas haciendo bordos a lo largo de ella. Ceñida (proa al viento) desde el W al E de la bahía y través (viento por el costado) desde el E hasta el W y vuelta a empezar. Escoras de 40º, algunos problemillas para adrizar el barco en momentos en que el viento subía y cargaba la racha con intensidades de 22-24 nudos. Un día así te hace estar muy concentrado, con la escota en la mano , cazando y amollando la mayor , orzando para meter la proa al viento todo lo que se puede y ganar barlovento al tirar otra bordada.



Ayer pensaba mientras navegaba que sueño tanto con navegar, lo deseo tanto, que a veces se me olvida cómo es, se me olvida por qué me gusta tanto . Pero en días como ayer recupero la memoria.

Realmente no sé explicar con cierta coherencia y detalle por qué me gusta tanto pero ,si sirve de algo, diré que en días como el de ayer, con el viento y el sol en la cara, empapado por los rociones, con una mano en el timón, la otra en la escota de mayor, tratando de acumular agilidad en las viradas para dar un golpe de timón de 90º, soltarlo para liberar la escota del génova, cazar la de la otra banda mientras la botavara pasa a toda velocidad de un lado a otro rozando tu cabeza... En momentos así, con el barco navegando alegre y sereno mientras, sentado en la regala, miro los catavientos tratando de sacar un nudo más al barco, respiro todo lo hondo que puedo, sólo me importa el mar y soy feliz.