miércoles, 30 de enero de 2008

Blade Runner

"Yo he visto cosas que vosotros no creeríais... Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto rayos C brillar en la oscuridad cerca de las puertas de Tannhäuser... Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia..."

No sé por qué. Últimamente pienso mucho en estas palabras de la película de Ridley Scott.

"...Todos estos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia..."

Tanta belleza por admirar , tantas emociones por sentir.

Qué lástima tener que dejar de vivir.

domingo, 27 de enero de 2008

Shakespeare (Sonnet 104)

Hace poco, alguien me recordaba unas palabras de Shakespeare que, había olvidado.

Sé que no es una coincidencia sin más, esas palabras forman parte del Soneto 104 de William Shakespeare, creo que las he leído hace poco, seguramente en la red, en algún lugar, pero no logro recordar dónde y precisamente en esta charla.... Dejavu...

Sonnet 104

To me, fair friend, you never can be old,
For as you were when first your eye I eyed,
Such seems your beauty still. Three winters cold
Have from the forests shook three summers' pride,
Three beauteous springs to yellow autumn turn'd
In process of the seasons have I seen,
Three April perfumes in three hot Junes burn'd,
Since first I saw you fresh, which yet are green.
Ah, yet doth beauty, like a dial-hand,
Steal from his figure and no pace perceived;
So your sweet hue, which methinks still doth stand,
Hath motion and mine eye may be deceived:
For fear of which, hear this, thou age unbred;
Ere you were born was beauty's summer dead.

En este ENLACE podréis encontrar una traducción al Inglés contemporáneo.

sábado, 26 de enero de 2008

En 1970...

Se estrenaba en España la serie de televisión Mi amigo Flipper.

Se grababa en Milán el disco de Serrat, Mediterráneo.

Los Beatles llevaban a cabo el que sería su último álbum, Let it be.

Además se producía el primer vuelo comercial de un Boeing 747, entre New York y London.

La selección Brasileña de fútbol ganaba en México el Campeonato Mundial, capitaneada por Pelé, venciendo en la final a Italia.

Mohammed Alí, antes Cassius Clay, anunciaba su retirada del boxeo.

Fallecía el expresidente de la República Francesa, Charles De Gaulle.

Víctima de una sobredosis de drogas moría Jimmy Hendrix.

En 1970 nacieron, entre otros: Uma Thurman, Claudia Schiffer, Leonardo Sbaraglia, Matt Damon o Ethan Hawke.

Los americanos estaban perdiendo la guerra en Vietnam.

Se lanzaba el Apollo XIII. Posteriormente dicha nave sufriría graves problemas técnicos que obligaron a abortar su misión y regresar a la tierra.

Se anunciaba en Londres que Silvia Allen iba a ser la primera mujer del mundo en tener un hijo concebido en el tubo de ensayo de un laboratorio.

Y Elvis Presley, El Rey, cantaba en Las Vegas Suspicious Minds, una de las mejores canciones que jamás se hayan escrito.

Ese año nací yo.

viernes, 25 de enero de 2008

Sobre Faros y Hombres

Entre mis propósitos para este año he incluído uno absolutamente sentimental.

Algunos 16 de julio, desde el año 1996, cumplía con algo que se convirtió en una pequeña tradición en mi vida, dar la vuelta a la Isla de Mouro nadando.

Nos desplazábamos hasta el Faro de Mouro en el barco de un amigo, yo entonces no tenía, fondeabámos en la ensenada que hay en la cara Oeste de la isla, la parte más resguardada y que mira al interior de la Bahía de Santander, y sin mucho preámbulo, únicamente comprobar la seguridad de la línea de fondeo para evitar el garreo, nos tirábamos al agua.

Para los "outsiders" esta aclaración: Si entráis en Google Maps, por ejemplo, y buscáis en España, Santander y después Isla de Mouro, veréis que no se trata de una gran gesta deportiva, la Isla de Mouro es un islote, no sé deciros exactamente, pero calculo que, a nado, la vuelta a la Isla serán unos 800 ó 1000 metros. La dificultad puede estribar en que, al encarar la costa Noreste de la Isla sales a mar abierto, ya fuera de la Bahía y eso unido a la altura de la isla, muy rocosa y gris, sobre todo vista a ras de agua, te hace sentirte un poco sobrecogido.

Después despacio, sin prisas, vigilándonos mutuamente y tratando cada uno de marcar un ritmo cómodo para el otro, comenzábamos a nadar en dirección Sur hasta completar la vuelta a la Isla.

Al cabo de algunos años dejamos de hacerlo, no sé muy bien por qué.

Cumplir con este ritual, en esa fecha, era mi pequeño homenaje a alguien muy querido para mí.

Este año, si nada me lo impide, recuperaré mi pequeña tradición , y volveré a nadar alrededor de la Isla del faro de la bahía como recuerdo a alguien tan querido.

jueves, 24 de enero de 2008

Ojalá...


Ojalá pueda seguir viendo crecer a Victoria, junto al mar. Que vuelva a quedarse dormida en mi regazo, en la playa, mientras cierro los ojos, despierto, velando su sueño, sintiendo su olor a salitre.

Que vengan muchos veranos y pueda volver a oír el rumor del mar y sus juegos en la arena blanca del Norte mientras me tumbo sintiendo el calor del sol en mi piel.

Ojalá pueda seguir navegando con ella muchas tardes, largas, cálidas y dulces. Que me siga dejando abrazarla y acariciar su pelo mientras salimos de la Bahía, frente a la Península de La Magdalena para llegar a la Isla de Mouro.

Ojalá pueda enseñarle a querer el Mar.

Ojalá...

miércoles, 23 de enero de 2008

Sir Peter Blake

Son los Guerreros del Océano. Así les llamó Rob Mundle en la dedicatoria de uno de sus muchos libros que tratan sobre las grandes regatas transoceánicas. En su dedicatoria escribió: "A los Guerreros del Océano que se atreven a vivir nuestros sueños".

Me refiero a los grandes navegantes: Robin Knox-Jhonston, Peter Blake, Bruno Peyron, Eryc Tabarly o Graham Dalton por citar algunos.

Son autores de gestas increíbles en el mar, de hazañas impresionantes en algunas de las regatas más espectaculares, duras, peligrosas e intensas de los últimos tiempos: Sidney-Hobart, Vendee Globe, Fastnet, Whitbread, Transat, Velux Five Oceans o Volvo Ocean Race.

El mundo de la navegación a vela puede parecer elitista o incluso snob y, desde luego, esta es una crítica que debe ser aceptada en una u otra medida. Pero quien conozca mínimamente las condiciones en que se desarrolla cualquiera de estas regatas sabe que, en estos casos, no hay espacio para las apariencias, que a este tipo de Pruebas, con mayúscula, sólo pueden enfrentarse los mejores, los más fuertes, los más preparados y sobre todo, los más valientes. En cualquier caso hombres y mujeres, de una u otra forma, "especiales".

Navegar surcando los 40º de latitud Sur (los 40 rugientes los bautizaron los ingleses), con vientos de 40, 50 ó 60 nudos como climatología "normal" de estas latitudes. Escalar gigantescas olas verticales con rompientes, precipitándose desde sus crestas a abismos de 1o y 15 metros. Sortear icebergs, ballenas, contenedores a la deriva, en una regata que dura meses, sin escalas, sin posibilidad de asistencia, con la ropa permanentemenete mojada, malcomiendo comida liofilizada, durmiendo vestido no más de cuatro horas seguidas entre guardias, sin apenas higiene personal... En fín, hay que ser un valiente, un apasionado del mar y tener grandes dosis de tenacidad y perseveración.

De todos ellos siempre he sentido una especial admiración por el neozelandés Peter Blake al que ya en vida se le concedió el Título de Caballero del Imperio Británico ganando el derecho a ser llamado Sir.

Aparte de su impresionante palmarés; varias participaciones en la Whitbread, Fastnet, Vuelta a Australia, Sydney Hobart y en muchas más regatas transoceánicas, sus principales logros se cuentan por victorias: la Sidney Hobart de 1980 y 1984, la Vuelta a Australia a dos de 1988, la Fastnet de 1989-1990, su impresionante primer puesto en tiempo real y compensado en todas las etapas de la Whitbread de 1989-1990 que le dieron una aplastante victoria sobre sus competidores, el Jules Verne Trophy estableciendo el récord de vuelta al mundo a vela sin escalas en 74 días, 22 horas y 17 minutos en 1994, la Copa América de 1995 y la posterior Defensa de la Copa en 2000...

La relación de las gestas, logros, records y victorias de Peter Blake es interminable. Sin embargo, profundizando en lo que fue la vida de Peter Blake, lo más atractivo y cautivador es el enorme componente humano y calidad personal de tanto talento para la navegación a vela, de tanta capacidad de resistencia y de tanta valentía, y la irresistible capacidad de formar, aglutinar y sostener tripulaciones, que en este tipo de regatas no son otra cosa que grupos de hombres y mujeres dispuestos a poner sus vidas los unos en manos de los otros y sobre todo en manos de su capitán.

Peter Blake es considerado uno de los más grandes navegantes de la historia y sin embargo es recordado por todos los que han formado parte de sus tripulaciones como un tipo sencillo, un patrón preocupado hasta el límite por todos sus tripulantes, conciliador en los conflictos, comprensivo con los errores ajenos y sobre todo compasivo con sus rivales, humilde en la victoria y valiente en la derrota. Un luchador de acero, inasequible al desaliento, callado, modesto y con un enorme y noble corazón. Un caballero.

Peter Blake murió asesinado en el Amazonas por unos piratas fluviales a los que se enfrentó para salvar la vida a un miembro de su tripulación en 2001, cuando había dejado de lado la alta competición para dedicarse a la divulgación ante la opinión pública mundial de la necesidad de preservar el mar y los océanos para salvar el planeta, las especies y, en definitiva, la vida tal y como la conocemos, organizando y llevando a cabo expediciones científicas a los Polos o al Amazonas. Generoso y valiente hasta al final. Un verdadero Sir.

Le guardo un hueco de enorme simpatía y profunda admiración en mi corazón a Peter Blake, ese neozelandés rubio, risueño y tímido.

God saves Sir Peter.

martes, 22 de enero de 2008

De tal palo...

Este es, o debe ser, un momento muy solemne. Voy a presentaros a alguien muy importante en mi vida, algún día os contaré cuanto le debo.

Este es el Señor Nilsson. Tiene 7 años, es un Labrador Retriever que lleva conmigo desde que tenía un mes y medio. Era un cachorro pequeño y confundido y se ha convertido en una de las mejores cosas que me han pasado en la vida.

Como a mí... le encanta el mar.

No puedo explicar lo bien que me he sentido, y le he visto disfrutar a él, en nuestros paseos por las playas de Santander.

Las conoce todas, Mataleñas, La Magdalena, El Camello, El Sardinero, El Puntal, La Arnía, Valdearenas..... (la lista es enorme). A cada una le encuentra, le encontramos, su parte buena, su momento adecuado, el juego perfecto, el mejor sitio para bañarnos...

Tanto en invierno como en verano, muy temprano, bajamos caminando a la playa. Conoce el ritual perfectamente. Por eso, cuando nos acercamos a la playa, empieza a jadear y a lloriquear nervioso hasta que consigue que le suelte y se lanza como una exhalación hata llegar a la orilla del mar en el que se mete sin dudar ni un segundo. Es un nadador consumado.

No creo que exista un sitio donde Nilsson haya podido ser más feliz. Y no sería capaz de valorar cuanto bien me ha hecho a mí, especialmente en los momentos difíciles, esa felicidad que, en nuestros paseos por la playa, exhalan esos 35 peludos kilos de bondad, fidelidad, generosidad y alegría.


El sábado, cualquier sábado, como cada fin de semana, podréis encontrarnos en cualquier playa, normalmente El Sardinero. Podréis reconocernos, se vé que somos felices. Ponemos cara de tontos. Los dos.

sábado, 19 de enero de 2008

A escondidas...

Vivo en Santander muy cerca del mar, desde mi ventana veo el abra del Sardinero y de noche el haz de luz del faro de Cabo Mayor penetra por la ventana de mi habitación y me hace sentir su presencia y me da seguridad.

Me siento afortunado por vivir en esta ciudad y poder navegar en su bahía. En días en los que en mar adentro no se podría navegar debido a la climatología, se puede salir a dar una vuelta por la bahía amparado en la proteción que te otorga y eso sí, cogiendo algún rizo.

El pasado ha sido un buen verano. Aquí todo el mundo dice lo contrario pensando en que este año las temperaturas no han sido muy buenas, ha llovido algunos días y se ha podido ir poco a la playa.

Insisto. Ha sido un verano increible. He salido a navegar casi todos los días, con mucho o poco viento pero guardo en mi recuerdo algunos días increíbles, con vientos de 15-17 nudos, así, sin pasar de ahí, viento limpio, sin rachas, con poca mar, en los que el barco ha navegado con una nobleza y una agilidad que te daban ganas de tirarte a la bañera y darle besos. Algúnos días me ha acompañado un buen amigo, Javi, que pese a vivir aquí desde hace más de 20 años es, de corazón, mediterráneo. Ha nacido en Ceuta y se ha criado en La Manga y siempre andamos discutiendo, amistosamente, de donde se disfruta más de la navegación (supongo que por entreternos en algo). Uno de estos días mágicos de los que os hablo, un sábado cualquiera, nos hicimos a la mar a las 10 de la mañana con idea de dar una vuelta corta, sin salir de la bahía, como mucho fondear a darnos un baño en la isla de Mouro, y a la hora de comer estar de vuelta en casa, con nuestras familias. Cuando la marea comenzó a subir empezó a hacerlo también el viento y en fin, no tengo palabras para explicarme, no soy escritor, pero puedo deciros que a mis 37 años, esas horas de navegación son las que más he disfrutado en mi vida navegando por mi bahía y el sardinero. Después de un par de horas de no hablar entre nosotros, de simplemente navegar, de ir concentrados mirando los catavientos, las velas, de hacer las maniobras entendiéndonos con la mirada, de cerran unos segundos los ojos (sí, sí, ya sé que haciendo esto me puedo empotrar por tonto) para sentir el viento en la cara, Javi (que es un poco bestia) dijo: "La verdad es que hace un día cojonudo para morirse".

Yo, porque lo conozco sonreí y sólo le dije "Que animal eres, Javi". Pero después, ya tranquilamente en casa pensando en todo lo que había disfrutado este día entendí lo que había querido decir mi amigo del alma. Si hay que morirse que sea en un día así. Creo que Javi tiene razón.

Ahora se terminó el navegar todos los días. He vuelto al trabajo, tengo un horario digno de la cabaña del tio Tom y sólo me quedan los fines de semana pero os contaré un secreto. Me levanto un poco antes de lo que debería, saco al perro, un labrador que se llama Nilsson y que es de la familia, me ducho y sin desayunar me voy corriendo en el coche al puerto deportivo a estar un rato con mi barco, a veces ni siquiera subo a bordo, sólo me paro en el pantalán y me fumo un cigarro mirándolo, compruebo la tensión de las amarras, miro a la línea de flotación intentando calcular cuando deberé sacarlo del agua para dar patente o miro los cabos, qué se yo, cualquier cosa.

Después me voy volando a trabajar y no sé por qué no le cuento a nadie que por las mañanas voy a ver mi barco a escondidas. Y que eso me ayuda a empezar el día.