martes, 22 de enero de 2008

De tal palo...

Este es, o debe ser, un momento muy solemne. Voy a presentaros a alguien muy importante en mi vida, algún día os contaré cuanto le debo.

Este es el Señor Nilsson. Tiene 7 años, es un Labrador Retriever que lleva conmigo desde que tenía un mes y medio. Era un cachorro pequeño y confundido y se ha convertido en una de las mejores cosas que me han pasado en la vida.

Como a mí... le encanta el mar.

No puedo explicar lo bien que me he sentido, y le he visto disfrutar a él, en nuestros paseos por las playas de Santander.

Las conoce todas, Mataleñas, La Magdalena, El Camello, El Sardinero, El Puntal, La Arnía, Valdearenas..... (la lista es enorme). A cada una le encuentra, le encontramos, su parte buena, su momento adecuado, el juego perfecto, el mejor sitio para bañarnos...

Tanto en invierno como en verano, muy temprano, bajamos caminando a la playa. Conoce el ritual perfectamente. Por eso, cuando nos acercamos a la playa, empieza a jadear y a lloriquear nervioso hasta que consigue que le suelte y se lanza como una exhalación hata llegar a la orilla del mar en el que se mete sin dudar ni un segundo. Es un nadador consumado.

No creo que exista un sitio donde Nilsson haya podido ser más feliz. Y no sería capaz de valorar cuanto bien me ha hecho a mí, especialmente en los momentos difíciles, esa felicidad que, en nuestros paseos por la playa, exhalan esos 35 peludos kilos de bondad, fidelidad, generosidad y alegría.


El sábado, cualquier sábado, como cada fin de semana, podréis encontrarnos en cualquier playa, normalmente El Sardinero. Podréis reconocernos, se vé que somos felices. Ponemos cara de tontos. Los dos.

3 comentarios:

Una Bruja... dijo...

Mandale mjis saludos a sr. Nilsson ya creo yo debe ser una gran compañia para ti, los perros son grandes amigos! leales a morir!
cuanto a veces deberiamos aprender de ellos, yo hace poco perdi mi fiel compañera, una cocker maravillosa dee 11 años
un cancer me la arrebato y cada vez que piendo en ella sietno que se me aprieta el pecho de una pena negra que ni te imaginas!....

cuanto la hecho de menos, junto a sus idas a la playa donde ella en verdad fue realmente feliz, no sabes como entiendo tus palbas a describir el escenario lo imagino como si estuviera ahi..
te mando uun abrazo grande y a Nilsson tb!
saludos!

pd: una vez lei esta frase: "si lo perros no se van al cielo cuando mueren, yo quiero ir donde ellas van"....

pienso lo mismo!
^^

nuala dijo...

Hola!
Gracias por dejarme un comentario en mi blog! La verdad q he estado mirando el tuyo pero yo de eso como q me pierdo..jijiji!
AH! lo unico q si te digo me encanta santander en concreto donde veraneaba de cria suances.un saludo
Nuala

Leni Qinan dijo...

Un gran perro tu Nilsson, y muy marinero, como no podía ser de otra manera. Un post muy bonito, Fernando, muy muy entrañable y que dice mucho sobre la fidelidad y la amistad incondicional de nuestros amigos los perros. Yo también tuve una perrita, Zota, hace mucho. Una pastora alemana preciosa, un poco locuela -como yo- a la que echo mucho de menos. Ah, y esa cara de felicidad ... son vitaminas para el alma.